Los resultados que obtenemos, tanto a nivel personal, profesional o de equipos dependen, de nuestras acciones. Esas acciones incluyen las conversaciones que llevamos adelante, y en ambos casos hay algo que las precede y que influye notablemente en su nivel de efectividad: nuestro diálogo interno, plantean los expertos de GEVA Capacitación & Coaching. Tim Gallwey entrenador de Tenis devenido coach organizacional, uno de los padres de la disciplina del Coaching a nivel mundial, sostiene que en cada actividad humana hay dos ámbitos de actuación: el externo y el interno. El juego exterior se desarrolla en un escenario externo para superar los obstáculos externos y llegar a un objetivo externo. El juego interior se lleva a cabo dentro de la mente de las personas y se juega contra obstáculos como el miedo, la duda, los lapsos de la atención o la falta de concentración y los conceptos que limitan, indica GEVA en su sitio www.grupogeva.com.ar.
Ganar el juego interior es realizar el mejor desempeño posible mediante el acceso al potencial total de una persona.
En términos simples, puede resumirse en una fórmula: rendimiento es igual a potencial menos interferencias.
Según esta fórmula, el rendimiento puede ser mayor ya sea por un aumento del potencial o por una disminución de las interferencias, indica la consultora.
Es imposible lograr el dominio o la satisfacción en cualquier emprendimiento sin primero desarrollar algún grado de dominio de las habilidades, relativamente descuidadas o inconscientes, del juego interior.
Ya sea en el deporte, en el trabajo o en un ámbito de esfuerzo creativo todos hemos tenido momentos en los que nuestras acciones fluían sin esfuerzo. Los atletas llaman a este estado "jugar en la zona". Generalmente, en esos momentos, nuestra mente está tranquila y centrada. Cuando estamos ahí aprendemos y disfrutamos de nosotros mismos.
"Desafortunadamente, la mayoría de nosotros también vivió momentos en que todo lo que hacemos parece difícil", puntualizan los expertos de GEVA.
Con la mente llena de autocrítica, vacilación y exceso de análisis, nuestras acciones son torpes y pierden en tiempo y eficacia. Obviamente, todos preferimos tener más cantidad de momentos como los primeros y menos como los segundos.
Cuando la autointerferencia de los miembros del equipo se manifiestan, se multiplican las interferencias y la efectividad del trabajo de dicho equipo queda muy disminuida. Del mismo modo, cuando el potencial de los miembros del equipo se combina y existe un mínimo de interferencia, el equipo es capaz de producir resultados más allá de la mera suma del potencial de sus miembros. No importa cuál sea el juego exterior que se está jugando.
Qué hacer
Algunas de las competencias a desarrollar para ganar el juego interno sugeridas por GEVA Capacitación & Coaching son:
•No prejuzgar. Cualquier persona puede aumentar su rendimiento y tasa de aprendizaje si aprende a aplicar la conciencia sin prejuicios. Cuando somos demasiado críticos de nosotros mismos y nuestro rendimiento, tendemos a tratar de compensar esa autoimagen negativa. Cuando aumentamos nuestra conciencia sin autojuzgarnos, el cambio para mejor es natural en todos los casos.
•Compromiso. Si la conciencia da una idea clara de dónde uno se encuentra, el compromiso es el motor que lleva a donde se quiere ir. Con él podemos hacer todo lo que de lo contrario sería imposible. Es el compromiso lo que permite a individuos y equipos ser conscientes de las oportunidades y clarificar los próximos pasos. Y lo que da la convicción para superar los obstáculos, internos y externos, que pueden estar en el camino del cumplimiento de la metas.
•Confianza. Una confianza realista en uno mismo nos da acceso a nuestras capacidades, cualidades, y al conocimiento que nos llevará desde donde estamos hacia donde queremos ir. Sólo cuando la mente está libre de la duda sobre uno mismo, puede alcanzar el estado de concentración relajada que es la marca de todos los que buscan un rendimiento superior. La confianza nos permite accionar sin sentir esfuerzo.
Cuando la confianza se ve socavada, uno tiende a sentirse presionado para estar a la altura de los desafíos a los cuales se ha comprometido, indican desde GEVA.